Seguro que has escuchado muchas veces que “hay que llevar una alimentación equilibrada”, pero… ¿realmente sabemos qué significa?
Una alimentación equilibrada no es una dieta estricta, aburrida o sin sabor. Tampoco es comer “perfecto” todos los días. Es, más bien, un enfoque consciente y flexible de la alimentación que busca cubrir las necesidades nutricionales de nuestro cuerpo, disfrutando de la comida y manteniendo una buena relación con ella.
¿Qué características tiene una alimentación equilibrada?
Una alimentación equilibrada debe ser:
- Completa: incluye todos los grupos de alimentos (frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, proteínas animales o vegetales, grasas saludables).
- Balanceada: las proporciones deben ser adecuadas. No se trata solo de comer “de todo”, sino en la cantidad y frecuencia correctas.
- Variada: no comer siempre lo mismo. La variedad ayuda a obtener distintos nutrientes y también a mantener el interés y el disfrute por la comida.
- Suficiente: debe aportar la energía y nutrientes necesarios para cubrir las necesidades individuales (según edad, actividad física, estado de salud, etc.).
- Adaptada: respeta tus gustos, cultura, horarios, preferencias alimentarias (vegetariana, sin gluten, etc.), sin dejar de ser nutritiva.
¿Qué debería haber en un plato equilibrado?
En consulta uso un truco visual muy útil; el «plato saludable» de Harvard:
50 % del plato: verduras y frutas (más verduras que frutas)
25 % del plato: cereales integrales (arroz integral, avena, pan integral, etc.)
25 % del plato: proteínas saludables (legumbres, pescado, huevos, carnes magras, tofu…)
Y además:
Añadir una fuente de grasa saludable: como aceite de oliva virgen extra, aguacate o frutos secos.
Acompañar con agua como bebida principal.
Limitar el consumo de ultraprocesados, azúcares añadidos y sal.
¿Y los caprichos?
Una alimentación equilibrada también incluye espacio para un dulce, una comida fuera de casa o un alimento “menos nutritivo” no rompen el equilibrio si forman parte de un patrón general saludable.
No es lo que haces de vez en cuando, sino lo que haces cada día lo que marca la diferencia.
Beneficios de llevar una alimentación equilibrada
- Más energía en el día a día
- Mejor digestión
- Mantenimiento del peso saludable
- Menor riesgo de enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, colesterol alto…)
- Mejora del estado de ánimo y concentración
- Relación más sana con la comida
Mi consejo final:
No busques la perfección, busca el equilibrio. Empieza poco a poco haciendo cambios sostenibles, y recuerda que comer bien no tiene por qué ser complicado.