En los últimos años, oímos hablar mucho de “ultraprocesados”, pero ¿sabemos realmente qué significa ese término? ¿Qué diferencia hay con un producto procesado o fresco? En esta entrada te explico cómo distinguirlos fácilmente, cómo afectan a tu salud y por qué es clave reducir su consumo en el día a día.
¿Qué es un producto no procesado?
Son alimentos en su forma natural, que no han sido alterados industrialmente o apenas lo han sido.
Ejemplos:
- Frutas y verduras (frescas o congeladas)
- Legumbres secas
- Huevos
- Pescado y carne fresca
- Frutos secos sin sal ni azúcares añadidos
Ventajas: conservan todos sus nutrientes, no contienen aditivos y son la base de una alimentación saludable.
¿Qué es un producto procesado?
Son alimentos que han sido sometidos a cualquier acción que altere sustancialmente el producto inicial, incluido el tratamiento térmico, el ahumado, el curado, la maduración, el secado, el marinado, la extracción, la extrusión o una combinación de esos procedimientos, pero siguen manteniendo un buen perfil nutricional.
Ejemplos:
- Yogur natural
- Queso
- Pan
- Aceite de oliva
- Legumbres en conserva
¿Qué es un producto ultraprocesado?
Alimentos formulados a partir de un número elevados de ingredientes procesados que no son reconocibles en su estado original. Son intensamente procesados a partir de una formulación compleja de ingredientes no necesariamente procesados.
Normalmente, entre sus ingredientes están: azúcares/edulcorantes, aditivos, grasas saturadas y sal.
Ejemplos:
- Refrescos
- Galletas, bollería industrial
- Cereales de desayuno azucarados
- Embutidos tipo mortadela o salchichas
- Snacks salados (patatas fritas, nachos)
- Platos precocinados
Problema: estos productos suelen tener alto contenido en sal, azúcar, grasas saturadas y aditivos, y muy pocos nutrientes.
¿Cómo afectan los productos ultraprocesados al cuerpo?
El consumo habitual de ultraprocesados está relacionado con numerosos problemas de salud:
- Aumento de peso y obesidad
- Mayor riesgo de diabetes tipo 2
- Enfermedades cardiovasculares
- Problemas digestivos (debido a la baja cantidad de fibra)
- Aumento del riesgo de algunos tipos de cáncer
- Mayor inflamación y alteración del microbiota intestinal
Además, al ser tan sabrosos y adictivos, desplazan el consumo de alimentos reales, frescos y nutritivos.
¿Qué pasa en España? Algunos datos preocupantes
Según el estudio ENALIA (Encuesta Nacional de Alimentación en la Población Infantil y Adolescente) y otras investigaciones recientes:
- En España, más del 30% de las calorías diarias en adultos provienen de alimentos ultraprocesados.
- En adolescentes, esta cifra sube a casi el 50% del total calórico diario.
- Los grupos que más ultraprocesados consumen son niños y jóvenes entre 9 y 24 años.
- El consumo de frutas, verduras y legumbres está por debajo de las recomendaciones de la OMS en la mayoría de la población.
Esta tendencia está vinculada al aumento del sobrepeso y la obesidad, especialmente en edad escolar: más del 40% de los niños y adolescentes en España tienen exceso de peso, según datos de la Fundación Gasol y el estudio ALADINO.
No todo van a ser malas noticias ¿Qué puedes hacer?
- Aumenta el consumo de alimentos frescos y mínimamente procesados.
- Lee las etiquetas y desconfía de ingredientes que no reconoces.
- Cocina más en casa: no necesitas recetas complicadas para comer bien.
- Sé crítico con la publicidad alimentaria: lo que pone en el envase no siempre refleja lo que hay dentro.
- Enseña a los más pequeños a identificar alimentos reales: es una inversión en salud a largo plazo.
Comer saludable no es una moda: es una necesidad
Entender qué tipo de alimentos ponemos en nuestra cesta de la compra es el primer paso para cuidar nuestro cuerpo, prevenir enfermedades y ganar calidad de vida.
Cuanto más fresco, mejor. Cuanto menos procesado, más salud.